lunes, 31 de octubre de 2011
Tren Silvania
En un intento vano de ahuyentar tus fantasmas
te subiste en el tren de los vampiros.
Recorriste sin miedo los pasillos de sus vagones gélidos
y miraste detrás de las cortinas. Eran viajeros clónicos
iguales a sí mismos cual cromos repetidos
de antigua colección. ¿O eran fotografías
de tu propio pasado? No percibes el rostro
reflejado en tu espejo. Tienes la mano fría.
Tu corazón no late. El tren no se detiene.
Miguel Cobo
***
domingo, 30 de octubre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
Malos tiempos para mi lírica
I
Las plegarias de este lánguido otoño
no interceden por mí,
indigno de estos versos,
y minuciosamente los deshago, dios
de la poesía sagrada, padre omnipotente.
Ya han celebrado la nueva liturgia
los novísimos en sus aras de mármol.
El sacrificio ofrece el sumo sacerdote.
Al levantar la copa consagra
la verdad,
la única verdad de la belleza,
si bien su faz histriónica
esboza un gesto de soberbia.
Bebe su turbio vino, se traga
las palabras. Un hombre
se arrodilla e inclina la cabeza.
Nadie sabe si gime o se arrepiente
mientras el cirio arde y se consume.
Tras la puerta del templo
la muchedumbre bulle
ajena al paradigma
del nuevo dogma revelado:
Ambulancias, sirenas, signos conceptuales,
iconos metamórficos de luces impacientes;
flashes, pasos, semáforos,
navajas, sueños, músicas…
Polifonía del caos para ordenar la nada.
II
Reducido en su cúpula
el aire traza un círculo
y se cierra
en la esfera de piedra
que descuelga una lámpara de lágrimas.
La vidriera clausura
la luz desvencijada que destila el crepúsculo.
El coro en la penumbra tamizada
dicta un preludio mudo
al silencio del órgano.
Desde la sillería
la oración del diácono conmueve las columnas
de la nave central
que cruza un hombre arrepentido
y solo.
Miguel Cobo
***
miércoles, 19 de octubre de 2011
ÁFRICA (Negro experimental)
Sangre negra en Sengra
Hambre hembra ha Hembar
Sargen es gran
Hemba sem bar
besar saber
sembra brasem
negar ser es
regre sanger
Sangre en Sengar
Hambre en Hamber
Miguel Cobo
(Combinatoria de 7 fonemas:
sangre/hambre)
Breve homenaje a J.E. Cirlot
***
viernes, 14 de octubre de 2011
jueves, 6 de octubre de 2011
Veo en un pequeño recuadro
que ahora eres amiga de
Brian y Marcella
y que a las nueve de este otoño
irás a beber melancolía
de once grados con Luis.
Descubro que te gusta
pisar los charcos
cuando llueve
y que detestas los inviernos
en abril.
Aunque ya no hablo contigo,
conozco tu ciudad actual
y recuerdo cuál fue tu origen,
que cumples años en diciembre
y te gusta prender fuego
al calendario si te arrastra
la nostalgia en primavera.
Últimamente has viajado a Lisboa,
intuyo que te mecen los tranvías
y te seducen los viejos cafés
color sepia.
Lo sé por tu fotografía
en aquella calle de Bruselas,
donde Magritte fumaba en pipa dorada.
Sueles cambiar de cara a menudo,
me divierten tus gafas de sol
en noviembre
y disfruto con tu colección de sonrisas
o el último vestido azul
que guardas en tu perfil.
Vuelves a estar soltera,
aunque te acompañan ciento veinte
comentarios por debajo
dándote ánimos
y diciendo que él era un idiota.
Aún tiritas cuando alguien te habla
del pasado.
Por eso has borrado mi felicitación
de cumpleaños
y has dejado en blanco y negro
las fotos de aquel día de sol en París.
Sigues admirando a los Beatles,
una colección de enlaces recuerdan
las melodías de Norwegian Wood,
y de los campos repletos de fresas
alrededor del universo.
Pero, ¿en qué estoy pensando?,
me digo mientras actualizo
mi estado,
pero, ¿qué estado?
Sólido, líquido, gaseoso...
mi preferida de Dylan,
las imágenes de mi último viaje
-ya sin ti-
o una cita sin espacio ni tiempo,
convertida en verso aislado.
Vuelvo a caer en tu red,
y ni tú sabes pescar
ni sé yo ser pez.
Alfonso C. Cobo Espejo
domingo, 2 de octubre de 2011
Andén de la memoria
Entre todos los trenes que algún día perdí
sólo uno me quema la razón. Esa duda
atormenta mi insomnio, me parte
el alma en dos. Atraviesa
las cuatro estaciones con sus viajeros grises
y proyecta su luz en la niebla
del destino imposible. Nadie
me espera ya. No hay un banco
en el andén de la memoria. A veces
sin embargo sí escucho algún silbido
entre la lluvia, allá donde perdí por vez primera
la esperanza de verte en la angostura.
Veo que alguien se desliza silencioso
por la escala del tiempo y borra mis recuerdos.
Deja un rastro de música lejana
con un aire de blues o summertime.
Esa trompeta líquida y amarga
me acerca a una ciudad que desconozco.
Una ciudad de sombras y miradas ocultas.
El café me desvela mientras se aleja el tren.
El asma se hace dulce en la voz de Ray Charles.
***
Miguel Cobo Rosa
sábado, 1 de octubre de 2011
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