domingo, 28 de agosto de 2011

Efecto Coriolis II

                                         John William Waterhouse Ofelia (1894).


El río se detuvo aquella noche
anclado en sus orillas y en el puente.
Los peces sorprendidos se quedaron
escamados de luz en su quietud
como un sueño de Ofelia entre nenúfares.
Fue allí donde yo me sumergí
girando en torbellino hasta su fondo
ingrávido de músculo y silencio
en la turbia dulzura de su sombra.
Sin miedo a reflejarme en sus espejos,
amaneció tal vez en lo profundo
despojado del alma en el naufragio.
Agua de la palabra diluida.
Garganta liberada de su grito.


Miguel Cobo

          ***

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste Miguel lo que cuentan tus líneas de hoy, y al mismo tiempo con qué belleza lo adornas que haces que parezca un bello camino y no una tortura que le ahogaba aún más que las aguas de este rio donde la paz le aguarda.
Tu sensibilidad es del todo envidiable, un abrazo :)

María

Iria dijo...

Muy bonito Miguel. Los peces escamados, precioso. Gracias, Iria.

Ramón Besonías dijo...

Sucumbes como Emilio (o quizá fue él quien te infectó) al desaliento placentero del epílogo estival. Quizá sea que nuestra figura se asienta mejor en el frío molde del otoño, que soñamos septembreando.

Miguel Cobo dijo...

María, sí, mi poética adolece de cierta propensión a la tristeza, pero no se trata tanto de estados de ánimo como de una forma de sublimación de la belleza, que es precisamente lo que has percibido. Sensibilidades en la misma onda.
Un beso, amiga.

***

Iria, gracias a ti. Los peces escamados por activa y por pasiva. El lenguaje poético nos permite estos juegos semánticos.

Nos vemos en la cibercalle y en la Blogosfera. Besos.

***


Ramón, sucumbir es mi sino. Pero de un año a esta parte lo mismo septembreo en noviembre, que marceo en agosto. Jubilatus sumus.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

¡Qué malo riene que ser, Miguel, que el río se detenga o que alguien se quede despojado de su alma en un naufragio! Malo o no, haces una lectura tan imaginativa del efecto Coriolis que me gustaría ver que tu poesía levanta las manzanas de Newton.

Abrazo granadino.

AG

Juan Herrezuelo dijo...

Diluido en el grito, el poema amanace en lo profundo y los versos, cada uno de ellos, se muestran almados hasta los dientes. Escucho, al tiempo, los "Take me To the River": regreso al de Lennox. Un abrazo anclado a tus orillas.